domingo, 29 de agosto de 2010

Bélgica


Capital: Bruselas
Situado en Europa, sobre el oeste de Francia

La gastronomía belga proviene principalmente de la francesa y de la alemana. Su cocina se conoce como gran cocina que, en contrapunto de la novel cuisine, se sirve en grandes cantidades como la alemana, pero con la calidad de la francesa. Los alimentos más famosos de Bélgica son el chocolate y la cerveza, pero su cocina tiene también unos cuantos platos típicos más. Lo normal es comenzar la comida con una sopa, de verduras o carne y pasar a un segundo de carne en guiso, como la carbonada flamenca, o de pescado o marisco, como el rodaballo en caldo o los mejillones. Los principales postres son los gofres, los bombones y unas galletas típicas llamadas speculoos. La bebida nacional es la cerveza, y cuentan con más de 300 variedades propias. Bélgica huele a patatas, a zanahorias, a apio, a perejil, a pimienta, a nata, a guiso de ternera, a mejillones, a nuez moscada, a jengibre, a canela, a cerveza, a chocolate y a gofres recién hechos.

Waterzooi
Galletas speculoos

Vino caliente especiado

Bélgica es el país de las patatas fritas. Los belgas presumen de haber inventado este plato, aunque no se sabe a ciencia cierta, pero si que tienen una manera muy especial de hacerlas. Se fríen las patatas 10 minutos a 160º, se dejan reposar sobre papel absorbente y luego se fríen otros 5 minutos a 180º. En cada ciudad hay, al menos, una friterie, que vende patatas y te las sirve en cucuruchos de papel para tomar al momento, o en unas bolsa con agujeros (para que no se ablanden) si te las vas a llevar a casa. Tienen incluso un museo de la patata frita en Brujas y una web de patatafriteros exiliados, para los emigrantes que echan de menos sus patatas nacionales. Se dice que tienen unas 300 salsas para acompañarlas, aunque la más usada es la mayonesa. Tanto, tanto les gustan, que las han combinado de una manera peculiar para crear su plato más típico, con mejillones. Y para no variar en su pasión, hasta han creado unas ollas especiales para comerlo, cuya tapa es una cazuela más pequeña que se da la vuelta a la hora de comer y sirve para tirar las cáscaras.


Moules frites

Ingredientes para 2 personas:












  • 1 kg de mejillones
  • 10 g de mantequilla
  • 1 chalota
  • 1/2 rama de apio
  • 1/2 puerro
  • 1 hoja de laurel
  • 1 cucharada de perejil
  • 1 ramita de tomillo
  • Pimienta
  • 150 ml de vino blanco
  • 100 ml de nata
  • 2 patatas
  • Aceite
  • Sal
Limpiamos bien los mejillones raspándolos con un cuchillo y pasándolos por debajo del grifo. Les quitamos los pelillos tirando hacia la parte redonda de la cáscara.
Ponemos agua cubriendo el fondo de una olla y la llevamos a ebullición. Añadimos los mejillones, tapamos y los dejamos cocer 4 minutos. Dejamos que se enfríen un poco y les quitamos una de las cáscaras con cuidado. Reservamos.
En una sartén derretimos la mantequilla y añadimos el apio y el puerro en rodajas finas, las chalotas picadas y la hoja de laurel. Dejamos que se doren y añadimos el perejil, el tomillo y la pimienta y removemos un par de minutos. Añadimos el vino y dejamos reducir unos 5 minutos. Añadimos la nata y cocemos un par de minutos más.
Cortamos las patatas en tiras y las freímos en abundante aceite caliente hasta que empiecen a tostarse. Las sacamos sobre un papel absorbente y añadimos un puñadito de sal.
Se sirve un plato con los mejillones y la salsa sobre ellos y otro al lado con las patatas fritas.
Probadlo si os gustan los mejillones y las patatas fritas. No creo que aporte nada original, pero está bueno. Eet Smakelijk!